El Estado acepta negociar con ETA, aunque sus dirigentes no tienen intención de ceder en nada y siguen poniendo muertos sobre la mesa. Sobre todo de cara al año 92, el gran escaparate de España con la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. En ese momento crítico se producirá una gran victoria del Estado y de la Guardia Civil con la desarticulación de la cúpula de ETA.