Hojo y Kishimoto matan a los dos Suzuki restantes. Kei trata de enfrentar al jefe pero uno de los pájaros pequeños salta a su hombro y empieza a morder su cuello, obligándolo a quitárselo de encima y ponerlo en el suelo. Debido a esto, los rostros de los seis Suzuki pasan de alegría a un profundo enfado. El jefe se pone de pie y Kei amenaza con dispararle, pero al hacerlo, descubre que no provocó más efecto que enfurecer al jefe. Los Suzuki gritan con lo que Kei empieza a dispararles, pero falla todos sus disparos y el grito de los Suzuki provoca que el piso cediera, destruyendo el edificio.